Quienes habitan en esa zona asisten con impotencia a los efectos que el agua y el barro ocasionan en sus propiedades cada vez que los chubascos caen con fuerza. «Se nos inundó el gallinero, las cuadras, ya se murieron gallinas,...», explica una vecina, que sigue relatando los perjuicios que las obras les ocasionan: «Tenemos una finca que no podemos cultivar, el barro llega a la carretera y derrapan los coches».
Pese a que se ha puesto en contacto en varias ocasiones con representantes del Ministerio de Fomento, por ahora la situación no ha variado. Y lo peor es que temen que no lo harán, puesto que las canalizaciones ya están acabadas y el vial a punto de recibir el asfalto.
Los habitantes de Lago reclaman una solución, puesto que, si bien siempre fue un lugar de mucha agua, los problemas nunca habían sido tan graves.
Ayer por la tarde operarios de Fomento se acercaron a limpiar la zona afectada por las aguas.
(Fuente: La Voz De Galicia)
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